STONE TEMPLE PILOTS
EL SIE7E
Bogotá, Coliseo Cubierto El Campin
Sábado 18 de diciembre del 2010
MÁS VALE TARDE QUE NUNCA
Corren buenos tiempos para todos los amantes del rock noventero. Las celebradas reuniones de conjuntos como Alice In Chains, Soundgarden, Faith No More o Rage Against The Machine han brindado buenos frutos. Siempre se dice que el dinero es el motor detrás de todos estos esfuerzos nostálgicos, sin embargo los reportes de los shows ofrecidos hablan de músicos inalterables, enfocados y con hambre por mantenerse en la carretera maravillando tanto a sus viejos fans como a quienes apenas los descubren. Stone Temple Pilots, el célebre nombre del rock alternativo venido de San Diego entra sin problemas en dicha categoría. Después de dejar las cosas tiradas en 2002, el cantante Scott Weiland se la jugó con varios de los ex miembros de Guns N´ Roses bajo el apelativo de Velvet Revolver. Pronto los egos y el abuso de drogas del delgado frontman lo dejarían en la calle. Por su parte los hermanos DeLeo se juntaron con Richard Patrick de Filter y se denominaron Army Of Anyone. Su disco debut pasó sin pena ni gloria y no fue de extrañar su breve existencia. Solo era cuestión de tiempo (y dinero) para que se limaran asperezas y la liquidada empresa regresara para entretener a las masas tal y como lo hicieran a finales del siglo pasado.
Los satisfactorios resultados de la gira de reunión de Stone Temple Pilots recabarían en un nuevo disco de estudio. Este vio la luz a mediados del 2010 mereciendo buenos comentarios por parte de la prensa. Cada vez más alejados del sonido grunge que les caracterizó en un inicio y sumergidos en el hard rock de raigambre setentera, su vuelta al estudio bien valió la pena y de paso reafirmó que el cuarteto está integrado por excepcionales músicos. Gracias a la crisis que padece la industria discográfica, la gira de apoyo de la mencionada producción contempló a nuestro país con una de sus fechas, situación que jamás hubiese sucedido en antaño y que de paso saldaba una deuda de los norteamericanos con un público que finalmente los ha apoyado firmemente desde su disco debut “Core”.
El amargo anuncio de que el Coliseo El Campín sería el epicentro de la ansiada visita no fue justificación para no acudir. Los reproches auditivos al enlatado de la carrera 30 son infructuosos en la medida que la ciudad continúe huérfana de un recinto idóneo para espectáculos de este calibre. Posiblemente la reticencia a tal lugar, la proximidad de la Navidad o las recientes presentaciones de agrupaciones muy populares en similares épocas a las de STP como Smashing Pumpkins o Rammstein espantaron a un sector del público. Al final, alrededor de tres mil personas se reportarían para ver al explosivo de Scott Weiland y sus compañeros.
Poco antes de las ocho de la noche, los bogotanos El Sie7e abrirían fuegos. Con el apoyo de la radio local han acuñado un par de canciones que el público reconoce y que algunos corearon sin timidez. Tras casi una década de topármelos en escenarios grandes y pequeños es más que evidente que el grupo se ha hecho cada vez más sensiblero y predecible. El sonido tampoco les ayudó de mucho y si bien entre los asistentes estaban quienes les apoyaban, la realidad es que el ambiente a lo largo de su actuación fue bastante frío. El problema para este tipo de propuestas que se decantan por el pop por encima del rock es vérselas con un montón de bandas y solistas foráneos y nacionales que a menudo cuentan con mayor apoyo por parte de la industria y difusión en los medios. Ya veremos que les depara el futuro y si tanto abuso de la melodía les concede buenos réditos.
No debimos esperar mucho después que El Sie7e abandonara la tarima para que el plato fuerte de la velada irrumpiera. El rojo telón de fondo con uno de los artes de la más reciente producción de STP encendió el ánimo de los presentes. “Crakerman” fue el primer golpe directo a nuestra cara, con Weiland ataviado de saco, chaleco y corbata portando su tradicional megáfono para aturdir a la concurrencia. A continuación el frontman saluda y nos invita a escuchar “Wicked Garden”, una de las composiciones más recordadas desde el primer disco de la banda. Como si tal apertura no fuera lo suficientemente potente y aplaudida, STP prosigue con la distorsión de la mano de “Vasoline”. Sobra decir que en este punto ya tenían a todos comiendo de su mano.
Los juegos de luces dibujaban particulares formas y figuras sobre el escenario, a la par que la ubicación del sistema de sonido permitía que quienes estábamos en la parte delantera percibiéramos un sonido robusto. No podría concluir lo mismo con respecto a algunos metros más atrás donde los ya conocidos ecos del Campin hacían de las suyas. La presentación prosiguió con “Heaven and Hot Rods”, uno de los cortes del disco “No. 4”, llamaba la intención por su inclusión en el repertorio al no ser considerado como uno de los “hits” del cuarteto. Llegaba el momento de presenciar en directo la producción que argumentaba la presente gira con “Beetween The Lines”, por cierto primer single que se conoció de la misma y “Hickory Dichotomy”. Dinámicas y efervescentes piezas que gritan a los cuatro vientos la vigencia del combo californiano perfectamente ejecutadas en esta noche.
Pasamos ahora al fabuloso disco “Purple” extrayendo “Still Remains”, otra no tan conocida por el grueso del público pero cantada a todo pulmón por los fanáticos más acérrimos. La banda venia presentado el mismo repertorio en sus diferentes paradas por Suramérica, por lo tanto algunos ya teníamos bien grabado en nuestro cerebro que acontecería. Es así como echamos de menos la interpretación de la juguetona y popera “Cinnamon” también perteneciente a su más novedosa entrega discográfica. Fue el slide de guitarra por parte de Dean DeLeo lo que sobrevino como preámbulo a la furiosa “Big Empty”. Uno de los momentos cúspide del concierto con toda la audiencia entregada en los coros.
STP cedió un magnifico cover para el álbum “Encomium” que tributaba a los seminales Led Zeppelin a mediados de los años 90 junto a otros grandes nombres como Duran Duran, Helmet o Tori Amos. No obstante la versión que efectúan de los británicos para “Dancing Days” me resultó algo deslucida con respecto a la citada grabación. Weiland retornó a sus singulares movimientos corporales con “Silvergun Superman”, otra joya desde “Purple” donde el punch que ofrece Eric Kretz tras los parches de los tambores es sencillamente exquisito.
La apasionante muestra musical se vio aun más recompensada con la aparición de “Plush”, himno que ya va camino a los veinte años de existencia y que continúa cautivando cada vez que se escucha. Escondido tras unos lentes oscuros y un sombrero el bajista Robert DeLeo se paseó a lo largo del escenario sacudiendo las cuerdas y provocando a las primeras filas. Su hermano Dean le flanqueaba con gracia, exhibiendo poses de autentico guitar hero y desplegando riffs y solos de su instrumento que asombraban. Otra pieza infaltable vendría a continuación: “Interestate Love Song”. Público embriagado de alegría y músicos sacando chispas de sus composiciones más aclamadas.
Salto al 2010 con otra canción de la nueva cosecha, la hiper rockera “Huckleberry Crumble” que no dejo caer los ánimos. La sencilla pero aplastante “Down” nos devolvió a finales de los años noventa y “Sex Type Thing” escudriño en los agridulces tiempos en que el conjunto era vituperado por su sonido “Seattle” y las semejanzas con Pearl Jam estaban a la orden del día. De esta forma los músicos se despiden tras casi hora y media de enérgica actuación. El regreso de la acción presentaría dos bombas más: “Dead and Bloated” y “Trippin´ on a Hole In a Paper Heart”. La entrega de cada uno de los integrantes es un hecho que bien vale la pena destacar; un grupo de músicos consolidado que no paso de largo en ninguno de los cortes presentados y a los que se les ve en excelente forma para esta reencarnación.
Vinieron los ensordecedores aplausos y chiflidos de una más que satisfecha concurrencia. Stone Temple Pilots dieron la venia y no dudaron en fotografiarse con sus eufóricos fanáticos como marco de fondo. Todos conocemos el errático comportamiento de Scott Weiland producto de sus excesos, al punto que esta visita a Sudamérica llegó a verse en entredicho cuando algunas fechas previas por Norteamérica se vieron canceladas por “reprogramaciones de agenda de último momento”, sin embargo aquí figuro gigante. Innegable es que los colombianos nos perdimos los dorados noventas de STP, empero han editado un magistral disco, atestiguamos un inolvidable concierto y de una u otra forma hacemos parte del dulce momento que ellos están viviendo. La espera ha valido la pena.
Por: Alejandro Bonilla Carvajal
Fotografías: Luis Carlos Cabanzo
EL SIE7E
Bogotá, Coliseo Cubierto El Campin
Sábado 18 de diciembre del 2010
MÁS VALE TARDE QUE NUNCA
Corren buenos tiempos para todos los amantes del rock noventero. Las celebradas reuniones de conjuntos como Alice In Chains, Soundgarden, Faith No More o Rage Against The Machine han brindado buenos frutos. Siempre se dice que el dinero es el motor detrás de todos estos esfuerzos nostálgicos, sin embargo los reportes de los shows ofrecidos hablan de músicos inalterables, enfocados y con hambre por mantenerse en la carretera maravillando tanto a sus viejos fans como a quienes apenas los descubren. Stone Temple Pilots, el célebre nombre del rock alternativo venido de San Diego entra sin problemas en dicha categoría. Después de dejar las cosas tiradas en 2002, el cantante Scott Weiland se la jugó con varios de los ex miembros de Guns N´ Roses bajo el apelativo de Velvet Revolver. Pronto los egos y el abuso de drogas del delgado frontman lo dejarían en la calle. Por su parte los hermanos DeLeo se juntaron con Richard Patrick de Filter y se denominaron Army Of Anyone. Su disco debut pasó sin pena ni gloria y no fue de extrañar su breve existencia. Solo era cuestión de tiempo (y dinero) para que se limaran asperezas y la liquidada empresa regresara para entretener a las masas tal y como lo hicieran a finales del siglo pasado.
Los satisfactorios resultados de la gira de reunión de Stone Temple Pilots recabarían en un nuevo disco de estudio. Este vio la luz a mediados del 2010 mereciendo buenos comentarios por parte de la prensa. Cada vez más alejados del sonido grunge que les caracterizó en un inicio y sumergidos en el hard rock de raigambre setentera, su vuelta al estudio bien valió la pena y de paso reafirmó que el cuarteto está integrado por excepcionales músicos. Gracias a la crisis que padece la industria discográfica, la gira de apoyo de la mencionada producción contempló a nuestro país con una de sus fechas, situación que jamás hubiese sucedido en antaño y que de paso saldaba una deuda de los norteamericanos con un público que finalmente los ha apoyado firmemente desde su disco debut “Core”.
El amargo anuncio de que el Coliseo El Campín sería el epicentro de la ansiada visita no fue justificación para no acudir. Los reproches auditivos al enlatado de la carrera 30 son infructuosos en la medida que la ciudad continúe huérfana de un recinto idóneo para espectáculos de este calibre. Posiblemente la reticencia a tal lugar, la proximidad de la Navidad o las recientes presentaciones de agrupaciones muy populares en similares épocas a las de STP como Smashing Pumpkins o Rammstein espantaron a un sector del público. Al final, alrededor de tres mil personas se reportarían para ver al explosivo de Scott Weiland y sus compañeros.
Poco antes de las ocho de la noche, los bogotanos El Sie7e abrirían fuegos. Con el apoyo de la radio local han acuñado un par de canciones que el público reconoce y que algunos corearon sin timidez. Tras casi una década de topármelos en escenarios grandes y pequeños es más que evidente que el grupo se ha hecho cada vez más sensiblero y predecible. El sonido tampoco les ayudó de mucho y si bien entre los asistentes estaban quienes les apoyaban, la realidad es que el ambiente a lo largo de su actuación fue bastante frío. El problema para este tipo de propuestas que se decantan por el pop por encima del rock es vérselas con un montón de bandas y solistas foráneos y nacionales que a menudo cuentan con mayor apoyo por parte de la industria y difusión en los medios. Ya veremos que les depara el futuro y si tanto abuso de la melodía les concede buenos réditos.
No debimos esperar mucho después que El Sie7e abandonara la tarima para que el plato fuerte de la velada irrumpiera. El rojo telón de fondo con uno de los artes de la más reciente producción de STP encendió el ánimo de los presentes. “Crakerman” fue el primer golpe directo a nuestra cara, con Weiland ataviado de saco, chaleco y corbata portando su tradicional megáfono para aturdir a la concurrencia. A continuación el frontman saluda y nos invita a escuchar “Wicked Garden”, una de las composiciones más recordadas desde el primer disco de la banda. Como si tal apertura no fuera lo suficientemente potente y aplaudida, STP prosigue con la distorsión de la mano de “Vasoline”. Sobra decir que en este punto ya tenían a todos comiendo de su mano.
Los juegos de luces dibujaban particulares formas y figuras sobre el escenario, a la par que la ubicación del sistema de sonido permitía que quienes estábamos en la parte delantera percibiéramos un sonido robusto. No podría concluir lo mismo con respecto a algunos metros más atrás donde los ya conocidos ecos del Campin hacían de las suyas. La presentación prosiguió con “Heaven and Hot Rods”, uno de los cortes del disco “No. 4”, llamaba la intención por su inclusión en el repertorio al no ser considerado como uno de los “hits” del cuarteto. Llegaba el momento de presenciar en directo la producción que argumentaba la presente gira con “Beetween The Lines”, por cierto primer single que se conoció de la misma y “Hickory Dichotomy”. Dinámicas y efervescentes piezas que gritan a los cuatro vientos la vigencia del combo californiano perfectamente ejecutadas en esta noche.
Pasamos ahora al fabuloso disco “Purple” extrayendo “Still Remains”, otra no tan conocida por el grueso del público pero cantada a todo pulmón por los fanáticos más acérrimos. La banda venia presentado el mismo repertorio en sus diferentes paradas por Suramérica, por lo tanto algunos ya teníamos bien grabado en nuestro cerebro que acontecería. Es así como echamos de menos la interpretación de la juguetona y popera “Cinnamon” también perteneciente a su más novedosa entrega discográfica. Fue el slide de guitarra por parte de Dean DeLeo lo que sobrevino como preámbulo a la furiosa “Big Empty”. Uno de los momentos cúspide del concierto con toda la audiencia entregada en los coros.
STP cedió un magnifico cover para el álbum “Encomium” que tributaba a los seminales Led Zeppelin a mediados de los años 90 junto a otros grandes nombres como Duran Duran, Helmet o Tori Amos. No obstante la versión que efectúan de los británicos para “Dancing Days” me resultó algo deslucida con respecto a la citada grabación. Weiland retornó a sus singulares movimientos corporales con “Silvergun Superman”, otra joya desde “Purple” donde el punch que ofrece Eric Kretz tras los parches de los tambores es sencillamente exquisito.
La apasionante muestra musical se vio aun más recompensada con la aparición de “Plush”, himno que ya va camino a los veinte años de existencia y que continúa cautivando cada vez que se escucha. Escondido tras unos lentes oscuros y un sombrero el bajista Robert DeLeo se paseó a lo largo del escenario sacudiendo las cuerdas y provocando a las primeras filas. Su hermano Dean le flanqueaba con gracia, exhibiendo poses de autentico guitar hero y desplegando riffs y solos de su instrumento que asombraban. Otra pieza infaltable vendría a continuación: “Interestate Love Song”. Público embriagado de alegría y músicos sacando chispas de sus composiciones más aclamadas.
Salto al 2010 con otra canción de la nueva cosecha, la hiper rockera “Huckleberry Crumble” que no dejo caer los ánimos. La sencilla pero aplastante “Down” nos devolvió a finales de los años noventa y “Sex Type Thing” escudriño en los agridulces tiempos en que el conjunto era vituperado por su sonido “Seattle” y las semejanzas con Pearl Jam estaban a la orden del día. De esta forma los músicos se despiden tras casi hora y media de enérgica actuación. El regreso de la acción presentaría dos bombas más: “Dead and Bloated” y “Trippin´ on a Hole In a Paper Heart”. La entrega de cada uno de los integrantes es un hecho que bien vale la pena destacar; un grupo de músicos consolidado que no paso de largo en ninguno de los cortes presentados y a los que se les ve en excelente forma para esta reencarnación.
Vinieron los ensordecedores aplausos y chiflidos de una más que satisfecha concurrencia. Stone Temple Pilots dieron la venia y no dudaron en fotografiarse con sus eufóricos fanáticos como marco de fondo. Todos conocemos el errático comportamiento de Scott Weiland producto de sus excesos, al punto que esta visita a Sudamérica llegó a verse en entredicho cuando algunas fechas previas por Norteamérica se vieron canceladas por “reprogramaciones de agenda de último momento”, sin embargo aquí figuro gigante. Innegable es que los colombianos nos perdimos los dorados noventas de STP, empero han editado un magistral disco, atestiguamos un inolvidable concierto y de una u otra forma hacemos parte del dulce momento que ellos están viviendo. La espera ha valido la pena.
Por: Alejandro Bonilla Carvajal
Fotografías: Luis Carlos Cabanzo