Personas de todas las edades, desde los más grandes hasta los más chicos se dieron cita en el Palacio de los Deportes de Bogotá con un mismo propósito, ver a una leyenda que se ha aprovechado del paso del tiempo para usarlo a su favor, puesto que hoy por hoy es considerado toda una eminencia del rock que sobrevivió a los años 80 como pocos, para así convertirse una de las figuras más importantes de la música hispanoamericana.
Desde las 4 y 5 de la mañana, muchas personas madrugaron a llegar para poder ver de cerca al mítico cantante; no importó frio, calor, hambre o cansancio el objetivo era ver a Bunbury a pocos metros de distancia. Doce horas después, las filas eran inmensas para ambas localidades, no había duda el español lo había hecho de nuevo.
¿Qué había hecho de nuevo?, Bunbury repetía la hazaña conseguida en el año 2016 cuando por tres fechas consecutivas logró agotar la totalidad de la boletería de sus shows, claro está, que, aunque en está ocasión no habían sido tres días seguidos, si consiguió vender toda la boletería en un escenario que es mucho más amplio que el Jorge Eliecer Gaitán (la capacidad del JEG es de 1.745 espectadores y la del Palacio se calcula en platea un promedio de 1000 a 1500 espectadores, sin contar las sillas habilitadas en la zona VIP de graderías) además de ello, era el único nombre del cartel y agotar boletería en esas condiciones eso es algo que muy pocos logran hacer en nuestro país.

El ingreso inicio sobre las 5:20 pm un poco después de los estipulado, sin embargo, esto no afecto el orden en el mismo y todos pudieron entrar sin mayor inconveniente para así esperar los últimos minutos restantes.
Como la mayor muestra de cortesía y afecto para con sus fans, a las 7 de la noche Enrique Bunbury estaba en tarima listo para desbordar todo su talento ante los cientos de admiradores, que una vez más cumplían a la cita que desde el pasado mes de noviembre se encontraba pactada entre ambos. Enrique no podía lucir más elegante para el encuentro, portaba un traje blanco compuesto por chaleco, pantalón de bota ancha y chaqueta, que en su espaldar llevaba la equis roja que simboliza su más reciente álbum, de esa forma dio la bienvenida al público bogotano.
Después del enérgico saludo advirtió que escucharíamos, o mejor, que vendría a presentarnos por primera vez, varios de los temas que hacen parte de su más reciente producción, aunque también aseguró que eventualmente iríamos al pasado, a muchas décadas atrás; bajo esa premiso todo comenzó.
En efecto la primera de la noche fue “La ceremonia de la Confusión”, que es curiosamente también es la canción que abre su más reciente álbum “Expectativas”, lanzado al mundo el 20 de octubre del 2017 y que se convierte en su séptima producción como solista. De ahí saltaríamos al corte No 2 del mismo disco “La actitud correcta”, allí pudo desatar toda esa actitud rockstar que siempre lo ha caracterizado; el esplendor de su baile, movimientos y carisma estaban a la orden del día.

Llegaba el primer y único cover de la noche, original del maestro Raphael, Bunbury realizó su propia versión de “Dos Clavos a mis alas” en el año 2015 y hoy la obsequiaba al Bogotá, ni en Medellín ni en Quito fue interpretada, a cambio cantó “San Cosme y San Damián” y “Los Inmortales” en cada una de las respectivas ciudades.
Regresábamos entonces a “Expectativas” de la mano de “Cuna de Caín” y por un momento hacíamos un pequeño viaje en el tiempo, al año 2004 para recordar “El Anzuelo” y como si se tratará de una travesía en el DeLorean, volvíamos al presente de nuevo para escuchar por primera vez en vivo “Parecemos tontos” extraída del último álbum.
Por segunda ocasión íbamos a volver al pasado, pero como mencionó el mismo Bunbury “es hora de ir a la prehistoria”, llegaba uno de los momentos más esperados por todos pues recordaríamos a Héroes del silencio. La elegida fue “El mar no cesa” de 1988, primera canción de su álbum debut y que le daría nombre al mismo, el público quedo estupefacto.
No escatimo en agradecer constantemente a sus seguidores por acompañarlo nuevamente, tanto así que, en algún momento de la función, doblo sus rodillas sobre el suelo de la tarima en signo de sincera gratitud.
La faceta romántica y sentimental llegaba con “El Rescate”, una de las canciones más bellas y emotivas de su repertorio, posiblemente este fue otro de los momentos cumbres de la noche, en donde a propósito como buen gesto de su parte, se refirió a los que se encontraban más lejos del escenario, exactamente en la parte de graderías preguntando si escuchaban bien, la respuesta de los fans fue un contundente sí.
La velada proseguía con los temas “Despierta”, “El hombre delgado que no flaqueará jamás”, el ya clásico “Hay muy poca gente” y “Más alto que nosotros sólo el cielo”. Obviamente Bunbury no estuvo sólo durante la jornada, lo acompañaron sus fieles músicos llamados “Los Santos Inocentes” compuestos por: Álvaro Suite, Robert Castellanos, Ramón Gacias, Jordi Mena y Jorge Rebenaque, ellos también hacen de cada show de Bunbury algo mágico y diferente.
De nuevo recordaríamos a los legendarios Héroes del silencio con la dupla “Héroe de leyenda” y “Mar adentro”, sin duda dos de los temas que los ayudaron a catapultarse mundialmente y que siguen siendo recordados hasta hoy. Aunque ya estábamos a la mitad del show, Enrique todavía se mostraba enérgico, a sus 50 años de edad todavía consigue sacar a flor de piel todos sus dotes histriónicos con los que conecta y enamora a su público al que no dudó en bajar a saludar.
Durante los temas “De todo el mundo” y “En bandeja de plata”, salió del escenario para compartir e interactuar con los asistentes que se encontraban en las primeras filas de la localidad de platino, lógicamente la multitud enloqueció por verlo y tocarlo, aunque fuera unos segundos nada más. Finalizo la primera parte del concierto con el clásico del rock en español “Maldito duende”.

El concierto había terminado para ese momento, pero como decimos en Colombia faltaba “La ñapa”, que en este caso estaría compuesta sólo de temas clásicos del cantante. Jorge Salió de los teclados para tomar su gran acordeón y así poderle dar vida a los sonidos gitanos y circenses de las piezas “De Mayor” y “El extranjero”, luego seguiría la oda al despecho “Infinito” y sus dos temas emblema desde que decidió emprender su camino en solitario “Sí” y la inolvidable “Lady Blue”.
Ahora si oficialmente la noche había llegado a su final, pero a petición en coro unánime, todos le pedimos una más, Bunbury encantado aceptó y procedió a interpretar “La constante”, penúltimo tema de “Expectativas” y con ella dio oficialmente por cerrado el encuentro que quedo para la posteridad en la imaginación colectiva de todos.
De esa manera Enrique Bunbury y la Ciudad Gótica escribieron otro capítulo en su larga historia.
Reseña por Jéssica Rodríguez y fotos Pablo Arturo
Desde las 4 y 5 de la mañana, muchas personas madrugaron a llegar para poder ver de cerca al mítico cantante; no importó frio, calor, hambre o cansancio el objetivo era ver a Bunbury a pocos metros de distancia. Doce horas después, las filas eran inmensas para ambas localidades, no había duda el español lo había hecho de nuevo.
¿Qué había hecho de nuevo?, Bunbury repetía la hazaña conseguida en el año 2016 cuando por tres fechas consecutivas logró agotar la totalidad de la boletería de sus shows, claro está, que, aunque en está ocasión no habían sido tres días seguidos, si consiguió vender toda la boletería en un escenario que es mucho más amplio que el Jorge Eliecer Gaitán (la capacidad del JEG es de 1.745 espectadores y la del Palacio se calcula en platea un promedio de 1000 a 1500 espectadores, sin contar las sillas habilitadas en la zona VIP de graderías) además de ello, era el único nombre del cartel y agotar boletería en esas condiciones eso es algo que muy pocos logran hacer en nuestro país.

El ingreso inicio sobre las 5:20 pm un poco después de los estipulado, sin embargo, esto no afecto el orden en el mismo y todos pudieron entrar sin mayor inconveniente para así esperar los últimos minutos restantes.
Como la mayor muestra de cortesía y afecto para con sus fans, a las 7 de la noche Enrique Bunbury estaba en tarima listo para desbordar todo su talento ante los cientos de admiradores, que una vez más cumplían a la cita que desde el pasado mes de noviembre se encontraba pactada entre ambos. Enrique no podía lucir más elegante para el encuentro, portaba un traje blanco compuesto por chaleco, pantalón de bota ancha y chaqueta, que en su espaldar llevaba la equis roja que simboliza su más reciente álbum, de esa forma dio la bienvenida al público bogotano.
Después del enérgico saludo advirtió que escucharíamos, o mejor, que vendría a presentarnos por primera vez, varios de los temas que hacen parte de su más reciente producción, aunque también aseguró que eventualmente iríamos al pasado, a muchas décadas atrás; bajo esa premiso todo comenzó.
En efecto la primera de la noche fue “La ceremonia de la Confusión”, que es curiosamente también es la canción que abre su más reciente álbum “Expectativas”, lanzado al mundo el 20 de octubre del 2017 y que se convierte en su séptima producción como solista. De ahí saltaríamos al corte No 2 del mismo disco “La actitud correcta”, allí pudo desatar toda esa actitud rockstar que siempre lo ha caracterizado; el esplendor de su baile, movimientos y carisma estaban a la orden del día.

Llegaba el primer y único cover de la noche, original del maestro Raphael, Bunbury realizó su propia versión de “Dos Clavos a mis alas” en el año 2015 y hoy la obsequiaba al Bogotá, ni en Medellín ni en Quito fue interpretada, a cambio cantó “San Cosme y San Damián” y “Los Inmortales” en cada una de las respectivas ciudades.
Regresábamos entonces a “Expectativas” de la mano de “Cuna de Caín” y por un momento hacíamos un pequeño viaje en el tiempo, al año 2004 para recordar “El Anzuelo” y como si se tratará de una travesía en el DeLorean, volvíamos al presente de nuevo para escuchar por primera vez en vivo “Parecemos tontos” extraída del último álbum.
Por segunda ocasión íbamos a volver al pasado, pero como mencionó el mismo Bunbury “es hora de ir a la prehistoria”, llegaba uno de los momentos más esperados por todos pues recordaríamos a Héroes del silencio. La elegida fue “El mar no cesa” de 1988, primera canción de su álbum debut y que le daría nombre al mismo, el público quedo estupefacto.
No escatimo en agradecer constantemente a sus seguidores por acompañarlo nuevamente, tanto así que, en algún momento de la función, doblo sus rodillas sobre el suelo de la tarima en signo de sincera gratitud.
La faceta romántica y sentimental llegaba con “El Rescate”, una de las canciones más bellas y emotivas de su repertorio, posiblemente este fue otro de los momentos cumbres de la noche, en donde a propósito como buen gesto de su parte, se refirió a los que se encontraban más lejos del escenario, exactamente en la parte de graderías preguntando si escuchaban bien, la respuesta de los fans fue un contundente sí.
La velada proseguía con los temas “Despierta”, “El hombre delgado que no flaqueará jamás”, el ya clásico “Hay muy poca gente” y “Más alto que nosotros sólo el cielo”. Obviamente Bunbury no estuvo sólo durante la jornada, lo acompañaron sus fieles músicos llamados “Los Santos Inocentes” compuestos por: Álvaro Suite, Robert Castellanos, Ramón Gacias, Jordi Mena y Jorge Rebenaque, ellos también hacen de cada show de Bunbury algo mágico y diferente.
De nuevo recordaríamos a los legendarios Héroes del silencio con la dupla “Héroe de leyenda” y “Mar adentro”, sin duda dos de los temas que los ayudaron a catapultarse mundialmente y que siguen siendo recordados hasta hoy. Aunque ya estábamos a la mitad del show, Enrique todavía se mostraba enérgico, a sus 50 años de edad todavía consigue sacar a flor de piel todos sus dotes histriónicos con los que conecta y enamora a su público al que no dudó en bajar a saludar.
Durante los temas “De todo el mundo” y “En bandeja de plata”, salió del escenario para compartir e interactuar con los asistentes que se encontraban en las primeras filas de la localidad de platino, lógicamente la multitud enloqueció por verlo y tocarlo, aunque fuera unos segundos nada más. Finalizo la primera parte del concierto con el clásico del rock en español “Maldito duende”.

El concierto había terminado para ese momento, pero como decimos en Colombia faltaba “La ñapa”, que en este caso estaría compuesta sólo de temas clásicos del cantante. Jorge Salió de los teclados para tomar su gran acordeón y así poderle dar vida a los sonidos gitanos y circenses de las piezas “De Mayor” y “El extranjero”, luego seguiría la oda al despecho “Infinito” y sus dos temas emblema desde que decidió emprender su camino en solitario “Sí” y la inolvidable “Lady Blue”.
Ahora si oficialmente la noche había llegado a su final, pero a petición en coro unánime, todos le pedimos una más, Bunbury encantado aceptó y procedió a interpretar “La constante”, penúltimo tema de “Expectativas” y con ella dio oficialmente por cerrado el encuentro que quedo para la posteridad en la imaginación colectiva de todos.
De esa manera Enrique Bunbury y la Ciudad Gótica escribieron otro capítulo en su larga historia.
Reseña por Jéssica Rodríguez y fotos Pablo Arturo