THERION
NO HAVEN
Bogotá, Teatro Libre
Viernes 8 de octubre del 2010
INDELEBLE MAESTRÍA
Con el recuerdo aún lucido en mente del fastuoso debut de Therion a finales del año 2001 en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, la vida me daba una nueva oportunidad de presenciar a Christofer Johnsson y su tropa en el 2010 con motivo de la gira de apoyo al disco recientemente publicado “Sitra Ahra”. En ese lapso de tiempo, el conjunto hizo otras presentaciones en el país muy bien comentadas. Es claro que Latinoamérica es un punto estratégico en el que hacer del acto sueco, prueba de ello está recapitulada en el box set “Celebrators of Becoming” con el fulgurante show de Ciudad de México. La devoción latina se ha pagado con frecuentes visitas y salas a reventar. Colombia no es la excepción y por ello la exitosa reaparición que se describe a continuación ya no resulta ninguna sorpresa.
Dentro del nuevo periplo se había estipulado un show en la capital y otro en la ciudad de Medellín. El primero agotó el papel en taquilla y condujo a la empresa productora a solicitar un segundo concierto en Bogotá un día antes de la fecha pactada. Algunos pensaran que la cercanía y la intimidad que ofrece el Teatro Libre aventajó a quienes adquirieron su entrada a deshora, no obstante la condiciones acústicas del elegante recinto del barrio Chapinero no me terminaron por convencer. Ahora, sería bueno cotejar la versión de quienes vieron a la banda tocar un día más tarde en un abarrotado Downtown Majestic para emitir un juicio al respecto. Por el momento hablaremos de lo acontecido en la primera función.
Therion no es un grupo al uso, juegan en otra división desde hace quince años, momento en que se desmarcaron del death metal en aquel estupendo “Lepaca Kliffoth”. El viaje musical emprendido por Christofer Johnsson desde entonces es abrumador. Un sujeto capaz de crear composiciones deslumbrantes, grandilocuentes y por encima de todo dotadas de una genialidad atemporal. Más allá de que los sonidos orquestales arraigados en la escuela clásica no sean de la predilección del escucha, resulta difícil no sentirse doblegado ante este mar de sensaciones e inquietantes pasajes recreados por una rica paleta de tonalidades de compleja descripción. La descollante evolución manifiesta en cada uno de los álbumes editados no ha dado lugar al desacierto y por el contrario la vigencia y liderato de este nombre están fuera de toda discusión.
Algunos minutos después de las ocho de la noche se desvanecen las luces para descubrir a los protagonistas. El telón de fondo exhibía la carátula de su más reciente entrega discográfica, de forma pertinente el inicio fue con “Sitra Ahra” e instintivamente toda la audiencia se levantó de sus sillas para aclamar uno por uno a los músicos que emergían por un costado del escenario. Los vocalistas Snowy Shaw y Thomas Vikström ataviados de sobrios trajes negros fueron secundados por las voces femeninas de la escotada Katarina Lilja y Lori Lewis portadora a su vez de un oscuro traje largo semejante al de una novia. El personal instrumental estaba compuesto por Johan Koleberg en la batería, el argentino Christian Vidal en la guitarra, el reputado productor Waldemar Sorychta en el bajo y al frente de todos estos talentos el progenitor del titán en la figura de Christofer Johnsson. Con cabello corto, lentes negros, elegante saco, la correspondiente corbata y un sombrero de copa este particular director de orquesta parecía extraído de un relato victoriano.
Teníamos ahora la majestuosa “Secret Of The Runes” y a continuación “Typhon” donde el que fuese miembro de Dimmu Borgir por un día, Snowy Shaw asombró con su labor vocal. La sosegada “The Perennial Sophia” llevó a ocupar nuevamente el asiento de los ubicados en mi zona, es decir el segundo balcón, caso contrario a la platea donde se vivía una autentica fiesta. El grupo regresa al reciente “Sitra Ahra” para ofrecernos uno de los mejores cortes del mismo: “Hellequin”, allí despunta el impecable trato de las voces y se saca el máximo partido a la gama de tonalidades. Vocalistas alineados sobre los escalones que conducen a la batería para apreciar a gusto la capacidad de Lori Lewis que es sobrecogedora y evapora la imagen de la otrora cantante Sarah Jezebel Deva. Por demás Vikström exhibe un registro mayúsculo que redondea la canción.
Más de la producción “Secret Of The Runes” con el celebrado tema “Nifelheim”. La sesión continuó su trayecto con “Voyage Of Gurdjieff (The Fourth Way)” que cerraba la recomendable producción “Sirius B” y yendo un poco más atrás en el tiempo llegó “Ljusalfheim” con el mágico aporte de Thomas Vikström en la flauta traversa.
Como mencioné anteriormente, me hallaba situado en la localidad del segundo balcón, lo que para este recinto dista de considerarse una posición preferente; la visibilidad equivale a estar colgado del mismísimo techo. Eso es lo que pasa cuando se arriba sobre la hora a un espectáculo que nadie se quiere perder. Más allá de este detalle, la calidad del sonido no la considere optima. En especial en el apartado de las guitarras, que la mayor parte del tiempo sonaron opacas, planas y carentes de potencia. Por fortuna las voces predominaban con solvencia y es así que puedo relatar lo dicho hasta este párrafo. Muy posiblemente los instalados en la envidiable platea o el primer balcón disientan de mi opinión ya que el montaje de los equipos de amplificación se encontraba direccionado hacía ellos y no para los gatos del tejado.
No obstante una buena prueba del gran ambiente que se vivía metros abajo la encontramos en “Wine Of Aluqah” con todas las palmas en alto y la histeria desbordada en la sala. Si bien algunos afirmarán que conocen el proceder de Therion desde vieja data, no caben dudas que el disco “Vovin” fue el que suscitó la explosión de popularidad del conjunto por estas tierras a finales de la década de los noventa. Por lo tanto la entrada en el repertorio de un tema de dicha producción tuvo un efecto catártico en la audiencia, desde el último banco hasta la primera fila evidenciaron emotivos cánticos de cada una de las estrofas de tan fascinante melodía. Prosiguió “Ginnungagap”, sucedida de otra nueva “Kali Yuga Part 3: Autumn of the Aeons", donde Snowy Shaw y Thomas Vikström descendieron de tarima para tocar las manos de la concurrencia. “Call Of Dagon” resultó otro chance para constatar que Vikström es un extraordinario cantante y que su contribución con la flauta es más que acertada. Las vocalistas no se quedaron atrás dando la partida en una cautivante versión de “The Siren Of The Woods”. Pasamos a “Enter Vril-Ya”, (como eché de menos las flamantes guitarras que conozco de está canción en estudio) y apareció la fulminante “To Mega Therion”, otro de los momentos cúspide de la noche.
El público estaba a los pies de la banda y lo que viniera de aquí en adelante sería recibido como una bendición. “Una canción para los muertos” sentenció Lori Lewis dando la bienvenida a “Lemuria” proseguida por “The Wand Of Abaris”. Cabe anotar el manejo de tarima que tienen, Sorychta y Vidal pese a mantenerse en sus posiciones (el primero por derecha y el segundo por izquierda) eran actores importantes sacudiendo sus cabelleras y empuñando sus instrumentos mientras que Christofer Johnsson encendió a la audiencia con su actitud; cuando no se hallaba ocupado con las cuerdas hacia cuernos con sus manos u obsequiaba sonrisas de satisfacción a la audiencia. Los cuatro cantantes entraban y salían de escena de acuerdo a los requerimientos, por momentos ocupando la parte frontal del escenario, en otros subidos en las tribunas posteriores a los lados de la batería o como en el caso de Lewis sentada ante los teclados.
“Abraxas” aparentemente dio por cerrada la actuación. Tras los ensordecedores llamados de regreso por parte de la gente la agrupación se deja ver de nuevo con “Dies Irae”. Momento para que el guitarrista Christian Vidal tome la vocería y en nuestra lengua confiese la alegría que le genera tocar “entre hermanos latinos”. La algarabía no se hizo esperar, y fue mayor aun cuando el argentino concluyó acerca del publico presente en el teatro: “ustedes deben ser quinientos pero gritan como si fueran cinco mil”. Persistiendo con el idioma español llegó “Quetzalcóatl” y Therion repite el “adiós”. Más demanda de los espectadores concede reaparición. La vuelta debía ser aplastante y que mejor que la esperadísima “Rise Of Sodom And Gomorrah”, había que ver la alegría de todos los congregados. El punto final lo dio “Blood Of Kingu” desde el disco “Sirius B”. Venia de los artistas y festejo de los testigos.
Debo reconocer que cuando me enteré que Christofer Johnsson había tomado la decisión de despedir a toda su banda tras el lanzamiento del elogiado disco “Gothic Kabbalah” lo vi como una posible señal del ocaso de esta atípica marca en el metal. El aporte de personajes como Johan Niemaan o Mats Levén no era menor y conseguir unos músicos de tal envergadura no sería una tarea sencilla. “Sitra Ahra” tapaba bocas y disipaba dudas pero el directo era asignatura pendiente. Dos rebosantes fechas en la capital confirman que pese a las continuas visitas y la apretada agenda de conciertos Therion está en el corazón del público nacional. Puede que Johnsson ya no lleve melena, se halla distanciado del micrófono por completo y sea un dictador, pero los resultados le otorgan la razón. Su música sigue brillando y asombrando, no hay duda que esta noche hemos presenciado a un absoluto triunfador.
Alejandro Bonilla Carvajal
Fotos por Isabel Orjuerla
Más fotos de Therion en: http://www.rockombia.org/galeria/therion-en-bogota-2010-teatro-libre
Video de Sitra Ahra en: http://www.facebook.com/video/video.php?v=109764949086297
Mejores momentos en video del concierto en: http://www.facebook.com/video/video.php?v=110695978993194
NO HAVEN
Bogotá, Teatro Libre
Viernes 8 de octubre del 2010
INDELEBLE MAESTRÍA
Con el recuerdo aún lucido en mente del fastuoso debut de Therion a finales del año 2001 en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, la vida me daba una nueva oportunidad de presenciar a Christofer Johnsson y su tropa en el 2010 con motivo de la gira de apoyo al disco recientemente publicado “Sitra Ahra”. En ese lapso de tiempo, el conjunto hizo otras presentaciones en el país muy bien comentadas. Es claro que Latinoamérica es un punto estratégico en el que hacer del acto sueco, prueba de ello está recapitulada en el box set “Celebrators of Becoming” con el fulgurante show de Ciudad de México. La devoción latina se ha pagado con frecuentes visitas y salas a reventar. Colombia no es la excepción y por ello la exitosa reaparición que se describe a continuación ya no resulta ninguna sorpresa.
Dentro del nuevo periplo se había estipulado un show en la capital y otro en la ciudad de Medellín. El primero agotó el papel en taquilla y condujo a la empresa productora a solicitar un segundo concierto en Bogotá un día antes de la fecha pactada. Algunos pensaran que la cercanía y la intimidad que ofrece el Teatro Libre aventajó a quienes adquirieron su entrada a deshora, no obstante la condiciones acústicas del elegante recinto del barrio Chapinero no me terminaron por convencer. Ahora, sería bueno cotejar la versión de quienes vieron a la banda tocar un día más tarde en un abarrotado Downtown Majestic para emitir un juicio al respecto. Por el momento hablaremos de lo acontecido en la primera función.
Therion no es un grupo al uso, juegan en otra división desde hace quince años, momento en que se desmarcaron del death metal en aquel estupendo “Lepaca Kliffoth”. El viaje musical emprendido por Christofer Johnsson desde entonces es abrumador. Un sujeto capaz de crear composiciones deslumbrantes, grandilocuentes y por encima de todo dotadas de una genialidad atemporal. Más allá de que los sonidos orquestales arraigados en la escuela clásica no sean de la predilección del escucha, resulta difícil no sentirse doblegado ante este mar de sensaciones e inquietantes pasajes recreados por una rica paleta de tonalidades de compleja descripción. La descollante evolución manifiesta en cada uno de los álbumes editados no ha dado lugar al desacierto y por el contrario la vigencia y liderato de este nombre están fuera de toda discusión.
Algunos minutos después de las ocho de la noche se desvanecen las luces para descubrir a los protagonistas. El telón de fondo exhibía la carátula de su más reciente entrega discográfica, de forma pertinente el inicio fue con “Sitra Ahra” e instintivamente toda la audiencia se levantó de sus sillas para aclamar uno por uno a los músicos que emergían por un costado del escenario. Los vocalistas Snowy Shaw y Thomas Vikström ataviados de sobrios trajes negros fueron secundados por las voces femeninas de la escotada Katarina Lilja y Lori Lewis portadora a su vez de un oscuro traje largo semejante al de una novia. El personal instrumental estaba compuesto por Johan Koleberg en la batería, el argentino Christian Vidal en la guitarra, el reputado productor Waldemar Sorychta en el bajo y al frente de todos estos talentos el progenitor del titán en la figura de Christofer Johnsson. Con cabello corto, lentes negros, elegante saco, la correspondiente corbata y un sombrero de copa este particular director de orquesta parecía extraído de un relato victoriano.
Teníamos ahora la majestuosa “Secret Of The Runes” y a continuación “Typhon” donde el que fuese miembro de Dimmu Borgir por un día, Snowy Shaw asombró con su labor vocal. La sosegada “The Perennial Sophia” llevó a ocupar nuevamente el asiento de los ubicados en mi zona, es decir el segundo balcón, caso contrario a la platea donde se vivía una autentica fiesta. El grupo regresa al reciente “Sitra Ahra” para ofrecernos uno de los mejores cortes del mismo: “Hellequin”, allí despunta el impecable trato de las voces y se saca el máximo partido a la gama de tonalidades. Vocalistas alineados sobre los escalones que conducen a la batería para apreciar a gusto la capacidad de Lori Lewis que es sobrecogedora y evapora la imagen de la otrora cantante Sarah Jezebel Deva. Por demás Vikström exhibe un registro mayúsculo que redondea la canción.
Más de la producción “Secret Of The Runes” con el celebrado tema “Nifelheim”. La sesión continuó su trayecto con “Voyage Of Gurdjieff (The Fourth Way)” que cerraba la recomendable producción “Sirius B” y yendo un poco más atrás en el tiempo llegó “Ljusalfheim” con el mágico aporte de Thomas Vikström en la flauta traversa.
Como mencioné anteriormente, me hallaba situado en la localidad del segundo balcón, lo que para este recinto dista de considerarse una posición preferente; la visibilidad equivale a estar colgado del mismísimo techo. Eso es lo que pasa cuando se arriba sobre la hora a un espectáculo que nadie se quiere perder. Más allá de este detalle, la calidad del sonido no la considere optima. En especial en el apartado de las guitarras, que la mayor parte del tiempo sonaron opacas, planas y carentes de potencia. Por fortuna las voces predominaban con solvencia y es así que puedo relatar lo dicho hasta este párrafo. Muy posiblemente los instalados en la envidiable platea o el primer balcón disientan de mi opinión ya que el montaje de los equipos de amplificación se encontraba direccionado hacía ellos y no para los gatos del tejado.
No obstante una buena prueba del gran ambiente que se vivía metros abajo la encontramos en “Wine Of Aluqah” con todas las palmas en alto y la histeria desbordada en la sala. Si bien algunos afirmarán que conocen el proceder de Therion desde vieja data, no caben dudas que el disco “Vovin” fue el que suscitó la explosión de popularidad del conjunto por estas tierras a finales de la década de los noventa. Por lo tanto la entrada en el repertorio de un tema de dicha producción tuvo un efecto catártico en la audiencia, desde el último banco hasta la primera fila evidenciaron emotivos cánticos de cada una de las estrofas de tan fascinante melodía. Prosiguió “Ginnungagap”, sucedida de otra nueva “Kali Yuga Part 3: Autumn of the Aeons", donde Snowy Shaw y Thomas Vikström descendieron de tarima para tocar las manos de la concurrencia. “Call Of Dagon” resultó otro chance para constatar que Vikström es un extraordinario cantante y que su contribución con la flauta es más que acertada. Las vocalistas no se quedaron atrás dando la partida en una cautivante versión de “The Siren Of The Woods”. Pasamos a “Enter Vril-Ya”, (como eché de menos las flamantes guitarras que conozco de está canción en estudio) y apareció la fulminante “To Mega Therion”, otro de los momentos cúspide de la noche.
El público estaba a los pies de la banda y lo que viniera de aquí en adelante sería recibido como una bendición. “Una canción para los muertos” sentenció Lori Lewis dando la bienvenida a “Lemuria” proseguida por “The Wand Of Abaris”. Cabe anotar el manejo de tarima que tienen, Sorychta y Vidal pese a mantenerse en sus posiciones (el primero por derecha y el segundo por izquierda) eran actores importantes sacudiendo sus cabelleras y empuñando sus instrumentos mientras que Christofer Johnsson encendió a la audiencia con su actitud; cuando no se hallaba ocupado con las cuerdas hacia cuernos con sus manos u obsequiaba sonrisas de satisfacción a la audiencia. Los cuatro cantantes entraban y salían de escena de acuerdo a los requerimientos, por momentos ocupando la parte frontal del escenario, en otros subidos en las tribunas posteriores a los lados de la batería o como en el caso de Lewis sentada ante los teclados.
“Abraxas” aparentemente dio por cerrada la actuación. Tras los ensordecedores llamados de regreso por parte de la gente la agrupación se deja ver de nuevo con “Dies Irae”. Momento para que el guitarrista Christian Vidal tome la vocería y en nuestra lengua confiese la alegría que le genera tocar “entre hermanos latinos”. La algarabía no se hizo esperar, y fue mayor aun cuando el argentino concluyó acerca del publico presente en el teatro: “ustedes deben ser quinientos pero gritan como si fueran cinco mil”. Persistiendo con el idioma español llegó “Quetzalcóatl” y Therion repite el “adiós”. Más demanda de los espectadores concede reaparición. La vuelta debía ser aplastante y que mejor que la esperadísima “Rise Of Sodom And Gomorrah”, había que ver la alegría de todos los congregados. El punto final lo dio “Blood Of Kingu” desde el disco “Sirius B”. Venia de los artistas y festejo de los testigos.
Debo reconocer que cuando me enteré que Christofer Johnsson había tomado la decisión de despedir a toda su banda tras el lanzamiento del elogiado disco “Gothic Kabbalah” lo vi como una posible señal del ocaso de esta atípica marca en el metal. El aporte de personajes como Johan Niemaan o Mats Levén no era menor y conseguir unos músicos de tal envergadura no sería una tarea sencilla. “Sitra Ahra” tapaba bocas y disipaba dudas pero el directo era asignatura pendiente. Dos rebosantes fechas en la capital confirman que pese a las continuas visitas y la apretada agenda de conciertos Therion está en el corazón del público nacional. Puede que Johnsson ya no lleve melena, se halla distanciado del micrófono por completo y sea un dictador, pero los resultados le otorgan la razón. Su música sigue brillando y asombrando, no hay duda que esta noche hemos presenciado a un absoluto triunfador.
Alejandro Bonilla Carvajal
Fotos por Isabel Orjuerla
Más fotos de Therion en: http://www.rockombia.org/galeria/therion-en-bogota-2010-teatro-libre
Video de Sitra Ahra en: http://www.facebook.com/video/video.php?v=109764949086297
Mejores momentos en video del concierto en: http://www.facebook.com/video/video.php?v=110695978993194