El 25 de octubre de 2017 será una fecha que quedará grabada en la memoria de cientos de rockeros que fueron testigos de una de las reuniones más esperadas en el rock y metal a nivel mundial.
Desde tempranas horas de la mañana, empezaba a llegar el leal ejército de calabazas que por años había esperado la reunión de ensueño que juntara a los miembros emblemáticos de la agrupación que muchos consideran pionera del power metal, por lo tanto hacía el medio día y con un sol abrasador, las largas filas se contaban por cuadras a las afueras de la Gran Carpa Américas.
Pasaban las horas y cada vez se calentaban más los ánimos de ver a las leyendas alemanas. Sin embargo, también se presentaron detalles negativos durante el ingreso, puesto que en ciertos puntos no había mucha presencia de personal de logística, por lo que se presentaron desordenes en los diferentes filtros de entrada.
Ya dentro del recinto y siendo las 8 de la noche, de repente se escuchaban las primeras notas y sonidos de aquel tema que fue escrito como homenaje a la celebración en la que se recuerda la unión entre el mundo de los vivos y el de los muertos, después de la larga espera, el telón se caía estrepitosamente y “Halloween” empezaba a sonar con todo su poder. De esa forma se daba inicio a uno de los shows más épicos y memorables que ha podido presenciar la capital.
No había duda ya, el sueño era una realidad, Kiske y Deris estaban juntos en el mismo escenario ensamblando sus voces, que aunque distintas, sonaban de manera exquisita retumbando en el lugar, donde simultáneamente Kai Hansen y Michael Weikath hacían lo suyo en guitarras, dejando así una imagen grabada para siempre en la mente de los espectadores. Como si fuera poco y para hacer más especial el momento, la interpretación tuvo su duración original de 13 minutos completos y fue sellada con un abrazo caluroso y de hermandad entre los dos míticos cantantes.
En una tarima, más de 30 años de historia estaban reunidos para traer de nuevo a la vida a las piezas originales que conforman el mito viviente del heavy y el power metal conocido como Helloween.
La bienvenida continuó con otra de las canciones que también los ayudó a catapultar a la fama en su momento, “Dr. Stein”, canción que fue cantada principalmente por Kiske con apoyos en algunas partes de su colega Andi Deris, quienes vestían chaquetas casi iguales de color rojo con negro, las cuales llevaban en sus espaldares los logos de la gira “Pumpkins United” como otra muestra de unión y fraternidad.
Seguidamente empezaría “I´m Alive” solamente interpretada por Kiske, momento que ayudó a rememorar sus mejores épocas junto a la banda. Llegaba entonces el momento en solitario de Andi Deris, un personaje fundamental para la historia de la banda, que con su tranquilidad y buena energía ha ayudado a mantener estable y vigente al grupo durante los últimos 20 años.
Con un carisma increíble, trayendo siempre sus sonrisas, gestos y también una muestra de su fluido español e increíble voz, Andi se ganó una vez más al público bogotano al cual ya ha visitado en diferentes oportunidades; Deris interpretaría los temas “If I Could Fly”, “Are You Metal?”, “Waiting for the Thunder” y portando una chaqueta brillante y un sombrero de copa, cantaría “Perfect Gentleman; en esta última llegaría Kiske al final para hacerle compañía y de paso por un momento colaborar con una pequeñísima parodia, en la que hasta al público le dijeron que era perfecto.
Empezó un famoso estribillo que cantaba “Happy Happy Helloween”, clara señal de que había llegado el momento de presenciar la fuerza sobrenatural conocida como Kai Hansen, el monstruo musical señalado por muchos como padrino por excelencia del power metal, un rey Midas que todo aquello que toca, lo convierte en oro.
Tocando los sencillos “Starlight”, “Ride the Sky” y “Judas”, se recordaría al álbum “Walls of Jericho” aquel disco debut que en el 85 le dijo al mundo que había llegado una banda diferente, que venía a revolucionar y marcar un parámetro a partir de ese momento. Esta parte se completaría con aquella premisa que retumbó en los oídos de los fanáticos del metal hace 32 años y que sigue igual de vigente hasta hoy “heavy metal is the law”.
El momento íntimo de la noche llegaría de la mano de las dos grandes baladas de la agrupación: “Forever and One” y “A Tale That Wasn´t Right”, aquellas en su momento fueron interpretadas originalmente por Andi Deris y Michael Kiske respectivamente, pero en esta ocasión serían interpretadas en un dueto en compañía del guitarrista Sasha Gerstner. Minutos sublimes en los que el público se deleitó con el icónico trio que lo dio todo para obsequiar un momento que sin duda quedó también para la posteridad.
Sasha marcó la pauta de lo que sería la siguiente canción, un track extraído del álbum “Better than Raw”, cuando de nuevo Deris estaría en solitario para cantar “I Can” y seguidamente se daba el momento para que Dani Löble pudiera brillar con su Drum Solo, que al finalizar dio paso para uno de los momentos más sentidos de la jornada, el tributo al desaparecido ?Ingo Schwichtenberg, baterista original de la banda que falleció a causa de suicidio en el año de 1995.
Un video con múltiples tomas y extractos de sus presentaciones, sirvió para hacer homenaje a la memoria del hombre que fue fundamental para la creación de la banda, con él, la reunión estaría totalmente completa y aunque no estuvo físicamente, de seguro su espíritu y alma los acompañan en esta gira.
Saldría entonces a escena el legendario Markus Grosskopf, quien ha estado al frente del bajo desde los inicios de la banda, el tema a escuchar era “Why?” el cual abría otra tanda de canciones de Andi Deris. Acto seguido estaría “Sole Survivor”, durante el cual Andi se acercaría al público para tomar una bandera colombiana con el fin de ponerla sobre sus hombros, la cual tuvo consigo durante toda la canción y al finalizar, la dejaría extendida en señal de respeto sobre la calabaza naranja que emergía en medio del escenario.
Uno de los himnos que no podía estar ausente iniciaba mientras en la pantalla central aparecía el legendario guardián de las llaves, el tema “Power” simplemente estremecía la Gran Carpa Américas. El sólo de la canción estuvo a cargo del guitarrista Michael Weikath, quien ha liderado el proyecto a lo largo de todos estos años. Con muchos aciertos, Weikath ha sido el pilar de Helloween y hasta hoy continua dando cátedra sobre lo que es la calidad musical.
La increíble "How Many Tears” fue tocada también en su totalidad junto a los hechiceros del metal mientras hacían uso de sus conjuros para hacer de esta noche la más maravillosa para sus fanáticos, que veían la épica fantasía hacerse realidad frente a su ojos.
El final lentamente se acercaba, tanto así que todos los integrantes salieron del escenario en tono de despedida, aunque en el fondo sabíamos que faltaban varios de los éxitos obligados de la noche, llegaba entonces la “Invitación” oficial para rememorar la majestuosa pieza llamada “Keeper of the Seven Keys”. El sonido inconfundible de “Eagle Fly Free” abrumó a los asistentes trayendo consigo un ligero tono de nostalgia por su emotiva letra, y porque además devolvió a más de uno a sus inicios en el mundo del rock.
Como si la dosis de recuerdos no fuera suficiente, llegaba la obra maestra que le dio nombre al emblemático álbum, algunos pensábamos que por su extensa duración, no sería interpretada en el show o no en su totalidad pero contra el pronóstico, la monumental obra fue tocada tal como la conocemos, inicialmente interpretada sólo por Kiske en voz pero llegando a la mitad de la canción, Deris se le uniría también.
Mientras se escuchaba el estribillo final de la canción, cada integrante se fue despidiendo de manera individual del público bogotano, que para ese momento se encontraba sumido entre lágrimas de alegría y sonrisas de satisfacción.
Los primeros en decir adiós fueron los maestros de ceremonia Michael Kiske y Andi Deris, posteriormente se les uniría Dani Löble quien obsequió sus baquetas al público antes de retirarse, luego fue el turno de Michel Weikath quien portaba una guitarra que tenía dibujada el máximo emblema de la banda, aquella calabaza animada que por tanto tiempo les ha acompañado, casi al tiempo Kai Hansen se sacaba con un solo movimiento su guitarra roja para alzarla al aire entre aplausos y gritos de alegría ensordecían el recinto realmente fue él quien recibió la mayor reacción, quien en agradecimiento se inclinó frente al público que lo aclamaba sin cesar y tomaba para sí mismo una de las tantas banderas obsequiadas. Markus Grosskopf también abandonaba el escenario mientras Sasha Gerstner permanecía tocando todavía los acordes del famoso sencillo hasta que su guitarra se silenció para dar a entender que era el punto final.
Todo estaba oscuro y así permaneció por varios minutos, hasta que de pronto se escuchó una vez más el alegre “Happy Happy Halloween” y la pantalla central se volvió a encender para traernos de nuevo a Seth y Doc, estos seres animados que estuvieron presentes durante todo el show representando a cada uno de los integrantes de la banda, nos ayudaron a hacer un repaso por estos 30 años de historia condensados en la presente gira.
Salía de nuevo a tarima el gran Kai Hansen para complacer al público una última vez con su talento, poderosos riffs y virtuosismo, cuando momentos después, regresaban todos al escenario para tocar los dos últimos temas de la fantástica noche “Future World” cantada sólo por Michel Kiske, y la verdaderamente infaltable del concierto “I Want Out”, la cual se convirtió en toda una fiesta en la que globos y miles de papeles de colores inundaron todo el escenario. Finalmente, con un “muchísimas gracias Bogotá”, un abrazo fraternal entre todos los integrantes y una dulce pero triste melodía de fondo, se daba por terminada la imborrable noche.
El show dado por los titanes alemanes fue impecable, y nos dejó más de una cosa para el recuerdo como por ejemplo un Michael Kiske que pese a los problemas de salud salió a dar lo mejor de sí, un Andi Deris carismático y abierto al público, un Kai Hansen al que no le pasan los años y que como los mejores vinos con los años se pone mejor y sobre todo una reunión real, en la que los conflictos y rencores se quedaron donde deben estar: en el pasado, para así poder avanzar y darle a sus fanáticos de todo el mundo el show de sus vidas.
Reseña por Jéssica Rodríguez y Fotos por Cindy Palacio
Desde tempranas horas de la mañana, empezaba a llegar el leal ejército de calabazas que por años había esperado la reunión de ensueño que juntara a los miembros emblemáticos de la agrupación que muchos consideran pionera del power metal, por lo tanto hacía el medio día y con un sol abrasador, las largas filas se contaban por cuadras a las afueras de la Gran Carpa Américas.
Pasaban las horas y cada vez se calentaban más los ánimos de ver a las leyendas alemanas. Sin embargo, también se presentaron detalles negativos durante el ingreso, puesto que en ciertos puntos no había mucha presencia de personal de logística, por lo que se presentaron desordenes en los diferentes filtros de entrada.
Ya dentro del recinto y siendo las 8 de la noche, de repente se escuchaban las primeras notas y sonidos de aquel tema que fue escrito como homenaje a la celebración en la que se recuerda la unión entre el mundo de los vivos y el de los muertos, después de la larga espera, el telón se caía estrepitosamente y “Halloween” empezaba a sonar con todo su poder. De esa forma se daba inicio a uno de los shows más épicos y memorables que ha podido presenciar la capital.
No había duda ya, el sueño era una realidad, Kiske y Deris estaban juntos en el mismo escenario ensamblando sus voces, que aunque distintas, sonaban de manera exquisita retumbando en el lugar, donde simultáneamente Kai Hansen y Michael Weikath hacían lo suyo en guitarras, dejando así una imagen grabada para siempre en la mente de los espectadores. Como si fuera poco y para hacer más especial el momento, la interpretación tuvo su duración original de 13 minutos completos y fue sellada con un abrazo caluroso y de hermandad entre los dos míticos cantantes.
En una tarima, más de 30 años de historia estaban reunidos para traer de nuevo a la vida a las piezas originales que conforman el mito viviente del heavy y el power metal conocido como Helloween.
La bienvenida continuó con otra de las canciones que también los ayudó a catapultar a la fama en su momento, “Dr. Stein”, canción que fue cantada principalmente por Kiske con apoyos en algunas partes de su colega Andi Deris, quienes vestían chaquetas casi iguales de color rojo con negro, las cuales llevaban en sus espaldares los logos de la gira “Pumpkins United” como otra muestra de unión y fraternidad.
Seguidamente empezaría “I´m Alive” solamente interpretada por Kiske, momento que ayudó a rememorar sus mejores épocas junto a la banda. Llegaba entonces el momento en solitario de Andi Deris, un personaje fundamental para la historia de la banda, que con su tranquilidad y buena energía ha ayudado a mantener estable y vigente al grupo durante los últimos 20 años.
Con un carisma increíble, trayendo siempre sus sonrisas, gestos y también una muestra de su fluido español e increíble voz, Andi se ganó una vez más al público bogotano al cual ya ha visitado en diferentes oportunidades; Deris interpretaría los temas “If I Could Fly”, “Are You Metal?”, “Waiting for the Thunder” y portando una chaqueta brillante y un sombrero de copa, cantaría “Perfect Gentleman; en esta última llegaría Kiske al final para hacerle compañía y de paso por un momento colaborar con una pequeñísima parodia, en la que hasta al público le dijeron que era perfecto.
Empezó un famoso estribillo que cantaba “Happy Happy Helloween”, clara señal de que había llegado el momento de presenciar la fuerza sobrenatural conocida como Kai Hansen, el monstruo musical señalado por muchos como padrino por excelencia del power metal, un rey Midas que todo aquello que toca, lo convierte en oro.
Tocando los sencillos “Starlight”, “Ride the Sky” y “Judas”, se recordaría al álbum “Walls of Jericho” aquel disco debut que en el 85 le dijo al mundo que había llegado una banda diferente, que venía a revolucionar y marcar un parámetro a partir de ese momento. Esta parte se completaría con aquella premisa que retumbó en los oídos de los fanáticos del metal hace 32 años y que sigue igual de vigente hasta hoy “heavy metal is the law”.
El momento íntimo de la noche llegaría de la mano de las dos grandes baladas de la agrupación: “Forever and One” y “A Tale That Wasn´t Right”, aquellas en su momento fueron interpretadas originalmente por Andi Deris y Michael Kiske respectivamente, pero en esta ocasión serían interpretadas en un dueto en compañía del guitarrista Sasha Gerstner. Minutos sublimes en los que el público se deleitó con el icónico trio que lo dio todo para obsequiar un momento que sin duda quedó también para la posteridad.
Sasha marcó la pauta de lo que sería la siguiente canción, un track extraído del álbum “Better than Raw”, cuando de nuevo Deris estaría en solitario para cantar “I Can” y seguidamente se daba el momento para que Dani Löble pudiera brillar con su Drum Solo, que al finalizar dio paso para uno de los momentos más sentidos de la jornada, el tributo al desaparecido ?Ingo Schwichtenberg, baterista original de la banda que falleció a causa de suicidio en el año de 1995.
Un video con múltiples tomas y extractos de sus presentaciones, sirvió para hacer homenaje a la memoria del hombre que fue fundamental para la creación de la banda, con él, la reunión estaría totalmente completa y aunque no estuvo físicamente, de seguro su espíritu y alma los acompañan en esta gira.
Saldría entonces a escena el legendario Markus Grosskopf, quien ha estado al frente del bajo desde los inicios de la banda, el tema a escuchar era “Why?” el cual abría otra tanda de canciones de Andi Deris. Acto seguido estaría “Sole Survivor”, durante el cual Andi se acercaría al público para tomar una bandera colombiana con el fin de ponerla sobre sus hombros, la cual tuvo consigo durante toda la canción y al finalizar, la dejaría extendida en señal de respeto sobre la calabaza naranja que emergía en medio del escenario.
Uno de los himnos que no podía estar ausente iniciaba mientras en la pantalla central aparecía el legendario guardián de las llaves, el tema “Power” simplemente estremecía la Gran Carpa Américas. El sólo de la canción estuvo a cargo del guitarrista Michael Weikath, quien ha liderado el proyecto a lo largo de todos estos años. Con muchos aciertos, Weikath ha sido el pilar de Helloween y hasta hoy continua dando cátedra sobre lo que es la calidad musical.
La increíble "How Many Tears” fue tocada también en su totalidad junto a los hechiceros del metal mientras hacían uso de sus conjuros para hacer de esta noche la más maravillosa para sus fanáticos, que veían la épica fantasía hacerse realidad frente a su ojos.
El final lentamente se acercaba, tanto así que todos los integrantes salieron del escenario en tono de despedida, aunque en el fondo sabíamos que faltaban varios de los éxitos obligados de la noche, llegaba entonces la “Invitación” oficial para rememorar la majestuosa pieza llamada “Keeper of the Seven Keys”. El sonido inconfundible de “Eagle Fly Free” abrumó a los asistentes trayendo consigo un ligero tono de nostalgia por su emotiva letra, y porque además devolvió a más de uno a sus inicios en el mundo del rock.
Como si la dosis de recuerdos no fuera suficiente, llegaba la obra maestra que le dio nombre al emblemático álbum, algunos pensábamos que por su extensa duración, no sería interpretada en el show o no en su totalidad pero contra el pronóstico, la monumental obra fue tocada tal como la conocemos, inicialmente interpretada sólo por Kiske en voz pero llegando a la mitad de la canción, Deris se le uniría también.
Mientras se escuchaba el estribillo final de la canción, cada integrante se fue despidiendo de manera individual del público bogotano, que para ese momento se encontraba sumido entre lágrimas de alegría y sonrisas de satisfacción.
Los primeros en decir adiós fueron los maestros de ceremonia Michael Kiske y Andi Deris, posteriormente se les uniría Dani Löble quien obsequió sus baquetas al público antes de retirarse, luego fue el turno de Michel Weikath quien portaba una guitarra que tenía dibujada el máximo emblema de la banda, aquella calabaza animada que por tanto tiempo les ha acompañado, casi al tiempo Kai Hansen se sacaba con un solo movimiento su guitarra roja para alzarla al aire entre aplausos y gritos de alegría ensordecían el recinto realmente fue él quien recibió la mayor reacción, quien en agradecimiento se inclinó frente al público que lo aclamaba sin cesar y tomaba para sí mismo una de las tantas banderas obsequiadas. Markus Grosskopf también abandonaba el escenario mientras Sasha Gerstner permanecía tocando todavía los acordes del famoso sencillo hasta que su guitarra se silenció para dar a entender que era el punto final.
Todo estaba oscuro y así permaneció por varios minutos, hasta que de pronto se escuchó una vez más el alegre “Happy Happy Halloween” y la pantalla central se volvió a encender para traernos de nuevo a Seth y Doc, estos seres animados que estuvieron presentes durante todo el show representando a cada uno de los integrantes de la banda, nos ayudaron a hacer un repaso por estos 30 años de historia condensados en la presente gira.
Salía de nuevo a tarima el gran Kai Hansen para complacer al público una última vez con su talento, poderosos riffs y virtuosismo, cuando momentos después, regresaban todos al escenario para tocar los dos últimos temas de la fantástica noche “Future World” cantada sólo por Michel Kiske, y la verdaderamente infaltable del concierto “I Want Out”, la cual se convirtió en toda una fiesta en la que globos y miles de papeles de colores inundaron todo el escenario. Finalmente, con un “muchísimas gracias Bogotá”, un abrazo fraternal entre todos los integrantes y una dulce pero triste melodía de fondo, se daba por terminada la imborrable noche.
El show dado por los titanes alemanes fue impecable, y nos dejó más de una cosa para el recuerdo como por ejemplo un Michael Kiske que pese a los problemas de salud salió a dar lo mejor de sí, un Andi Deris carismático y abierto al público, un Kai Hansen al que no le pasan los años y que como los mejores vinos con los años se pone mejor y sobre todo una reunión real, en la que los conflictos y rencores se quedaron donde deben estar: en el pasado, para así poder avanzar y darle a sus fanáticos de todo el mundo el show de sus vidas.
Reseña por Jéssica Rodríguez y Fotos por Cindy Palacio