Reseña Inquisition: Ominous Doctrines of the Perpetual Mystical Macrocosm

INQUISITION
“Ominous Doctrines of the Perpetual Mystical Macrocosm”
Hells Headbangers Records
2010

Reaparición discográfica para una de las bandas nacionales más respetadas en el circuito del metal underground a escala mundial. Lo que viene haciendo la pareja conformada por Dagon e Incubus desde mediados de los años noventa con su infernal propuesta es simplemente admirable: shows aplastantes por el viejo continente, Norteamérica y buen sabor de boca a su paso por Colombia en años anteriores. En el estudio han estampado álbumes merecedores de favorables comentarios por parte de la prensa especializada y generado complacencia en fans situados hasta el otro lado del globo. Una revalidación constante al titulo de banda de culto que bien parece lejos tocar algún “techo compositivo” tras escuchar a fondo el quinto disco en su prolongada carrera.



El dúo afincado en el estado de Washington en los Estados Unidos se encerró durante un par de intensas sesiones a inicios del año pasado en los Dungeon Studios de Los Angeles; allí junto al productor Alfonso Pinzon (Agony, Día de los Muertos) y el ingeniero de sonido Alejandro Corredor (Sin Salida, El Sagrado) parieron este implacable disco constituido por 10 tracks que todo aquel amante del autentico black metal sabrá agradecer. Para el conocedor de vieja data acerca del proceder de Inquisition no habrá decepción, a su vez el recién sumergido en estas oscuras corrientes no tardará en profundizar en el legado de este nombre. Los elementos característicos de la dupla figuran rotundos, certeros y bien pulidos. La fría atmosfera de las guitarras, la crudeza en la ejecución y la furia a lo largo del álbum son factores que llevan a valorar por lo alto este nuevo paso.

Todo inicia con “Astral Path to Supreme Majesties”; nada de preámbulos cobijados por el sintetizador o introducción sinfónica. Black metal a la yugular a partir de un riff cortante y pronto la hipnotizante garganta de Dagon haciendo de las suyas bajo el incesante castigo a los tambores de Incubus. La labor en las cuerdas es excepcional. Una buena muestra de ello es el giro melódico que se desarrolla en este tema de apertura y que se enlaza sin sobresaltos a la potencia que domina la pieza. Prosigue un extracto de audio en que una mujer sentencia: “Lucifer, punish your enemies, oh lord of the night, destroy them all” y rompe fuegos “Command of the Dark Crown” donde la velocidad del riff varía de tempos, raudo al inicio hasta el punto de hacerse cada vez más denso y malévolo. Acompaña al fondo un golpe de tambor seco que resulta sobrecogedor.

“Desolate Funeral Chant” es la composición más extensa del disco y a su vez la más lenta. Impresiona el trabajo vocal de Dagon que rompe la tradicional línea de su tono “rasposo-muerto” para vociferar de forma agónica determinada parte de la líricas. Este corte de aires doom captura por completo al escucha y desde mi punto de vista resulta el de más compleja ejecución. Los diestros acordes generan el lúgubre ambiente requerido entrelazándose a riffs punzantes mientras Dagon avanza victorioso en su prédica. Lo contrario ocurre en la predecesora “Cosmic Invocation Rites” de mayores revoluciones por minuto. Una canción para machacar cabezas dotada de una secuencia de atronadores acordes para sacarte el aliento y pedir clemencia. Puede ser el corte más ganchero y efectivo en directo de este registro.

El gélido intermezzo “Conjuration” da pie a “Upon the Fire Winged Demon” otra andanada de ira sellada por una robusta pared de guitarras y aplicados blast beats donde uno se cuestiona si realmente esta escuchando a un dueto. Estos tipos aturden mucho más que otras bandas compuestas por dos guitarras y un bajo incluido. En una onda de black metal vieja escuela surge el corte que da nombre al trabajo “Ominous Doctrines of the Perpetual Mystical Macrocosm”. La intensidad melódica aquí da gusto, eso si, sin dejar a un lado la vena primitiva que la hace épica y cautivante.

Las guitarras crujientes, los ensordecedores feedbacks y el demoledor acople rítmico hacen presencia en “Crepuscular Battle Hymn”. Como su nombre lo indica todo un llamado al combate de coherente estructura y un remate de lujo con mucho groove y ferocidad. “Hymn for a Dead Star” mantiene esta misma línea, el apartado instrumental galopa al máximo de capacidades mientras la voz de Dagon parece inalterable ante semejante masacre auditiva. El cierre lo dicta la demoníaca “Across the Abyss Ancient Horns Bray” que apunta nuevamente a castigar incesantemente un riff y de pronto hacerlo más compacto bajo una voz de ultratumba que escolta la hiriente garganta de Dagon. Salvaje por donde se le precie aunque el final de la canción y por ende del disco decepciona por el abrupto cierre. Algo más elocuente como desenlace no hubiese estado de más para la mencionada obra.

La producción de “Ominous Doctrines of the Perpetual Mystical Macrocosm” es cuidadosa y destaca el excepcional trabajo en guitarras: lleno de matices, cambios de tempo y agudos acordes. Algunos preferirán el black metal con sonido de caverna y nula diferenciación entre cuerdas y percusiones tan en boga a mediados de los noventa. Cierto es que de todos los discos de Inquisition este es el más nítido en su sonido pero no por ello el grupo ha perdido un ápice de impetuosidad e inspiración. El redundante estilo de voz de Dagon no resulta una falencia, por el contrario, es él quien mantiene la personalidad del conjunto incólume y marca parámetros para muchos seguidores del género. Por ello Inquisition es una marca incorruptible que tras más de veinte años ha puesto el nombre de este país en lugares donde otros estilos más accesibles soñarían estar. Acá no hay lugar a reclamos, ellos se han ganado su lugar con meritos y este disco sintetiza ese codiciado dominio bajo las sombras.

Por: Alejandro Bonilla Carvajal